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Gonzalo Rodríguez Risco presenta su obra "Nunca llueve en Lima".

Actualizado: 4 abr 2022

Gonzalo Rodríguez Risco: "Me gusta el cine, pero el teatro es mi pasión"


Cuenta que, un día del 2010, estaba haciendo una obra en Nueva York, cuando alguien le preguntó si llovía mucho en su ciudad. Su respuesta fue inmediata: “No, nunca llueve en Lima”. Entonces, el director de la obra le dijo “Oye, qué buen título para una obra de teatro”. De esta manera, nació esta historia escrita por Gonzalo Rodríguez Risco (Lima, 1972), que desde hace un par de semanas se viene presentando en el Teatro Británico de Miraflores, con la dirección de Alberto Ísola. Gonzalo lleva 20 años como dramaturgo y, aunque también ha producido guiones para radio y cine —con su hermano, el cineasta Daniel Rodríguez Risco—, su gran pasión es el teatro. Dice con orgullo que en este tiempo solo se ha dedicado a escribir. ¿Cómo escribir una obra de teatro a partir de una anécdota? Sí, como te contaba, esa misma noche apunté el título [Nunca llueve en Lima] y me quedé pensando en cómo hay cosas que asumimos, sin pensarlo mucho, como ciertas. Entonces me pregunté: ¿qué pasa cuando esas certezas se rompen? A partir de ello, llegué a esta historia acerca de los miembros de una familia que teniéndolo todo se quedan de pronto sin nada. Es decir, les ocurre algo que nunca habían pensado. Y eso es algo que ha pasado con mucha frecuencia con algunas familias de gran apellido.




¿Consideras que es tu responsabilidad desarrollar, necesariamente, obras con contenido social? Seré totalmente honesto, nunca he intentado escribir un ensayo sobre la realidad peruana: yo quiero contar historias. Tuve esta discusión cuando estudié la maestría en Yale, en Estados Unidos. Cuando escribí mi primera obra, la historia de un chico que perdía su religión, me preguntaron: “¿No deberías escribir algo sobre la realidad peruana?”; y les respondí: “La identidad peruana está metida en mi ADN, y de alguna forma está presente en esta obra, solo que trata otro tema”. La segunda fue Dramatis Personae. Los protagonistas eran escritores que vivían en la época del terrorismo, pero que preferían ignorar el tema. Creo que reflejaba lo que sucedía en ese entonces. Volviendo a Nunca llueve en Lima, sí hay elementos que aluden a nuestra realidad social, pero era algo inevitable y no propuesto de antemano.


También has escrito guiones de cine y, en una ocasión, una obra corta para radio. ¿Cómo fueron esas experiencias y cómo se comparan con escribir para teatro? La radio es increíble: tienes que poner lo suficiente para que la gente entienda lo que está pasando pero sin explicarlo. La experiencia la tuve gracias a la BBC de Londres, que me invitó a hacer un curso de radiodrama. En cuanto al cine, se acaba de terminar de filmar la tercera película que he coescrito con mi hermano y Fernando Castets, Siete semillas, que sale en octubre. En el cine puedes hacer una toma en la que muestras exactamente las emociones de un personaje con una mirada, pero en el teatro el de la cuarta fila ya se perdería esa mirada; el teatro depende más de la palabra. Por otro lado, en el cine, si ves que algo no te gusta, ya está, no hay nada que hacer. En Nunca llueve en Lima, Alberto Ísola [el director] me dejó hacer un par de cambios dos semanas después de que la obra ya se había estrenado. Me dijo: “No te preocupes, este es un ser vivo”. Diría que el cine me gusta, pero el teatro es mi pasión.



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